LA LÍNEA DEL DESTINO
LA LÍNEA DEL DESTINO
Alexander
J. Bermúdez
SIETE
HISTORIAS ATRAPADAS EN LOS LABERINTOS DEL HADO
El siete suele ser el número de la suerte.
Y si no es así, habría que preguntarle a los cabalosos siempre retando a la
suerte apostando su dinero en los lugares menos pensados para que la diosa de
la fortuna derrame sobre ellos sus más infinitas riquezas. Sin embargo, la vida
a veces nos juega muy malas pasadas con nubarrones negros sobre nuestras cabezas
no dejando que el sol nos alumbre con su bondad infinita.
Estos temas de las malas jugadas del destino
ha sido tema en nuestra literatura desde hace diez años hasta la actualidad.
Nuestros jóvenes escritores no han podido escapar de su influjo, y ésta brota
con fuerza incuestionable. A Alexander J. Bermúdez, empresario digital y
periodista, también lo atrapó y hoy nos presenta su cuentario ganador del José
María Sánchez 2021: La Línea del Destino. El título lo dice todo.
Siete historias hilvanadas con el
sentimiento de la fatalidad como buque insignia. Sus personajes deambulan por
sus páginas presas del constante acoso, y el miedo de que algo inexplicable va
a ocurrir y ocurre marcando en ellos el signo de la fatalidad. No hay de otra.
Bermúdez no da tregua y los va sentenciando hasta ponerlos de rodillas
aceptando su destino con un lenguaje lacónico y pausado con unos remates
finales, que como puntillazos dan una vuelta de hoja para decir, como dijo
Jesucristo crucificado, que todo está consumado.
De sus trágicas historias destacan la Línea
del Destino. la que le da el nombre al libro, donde un hombre de edad ya
cansado de vivir pide a gritos la muerte, y el destino se la concede de una forma rápida mediante un
disparo que no se sabe de dónde en un confuso incidente atrapado en presente,
pasado y futuro. ¿En quién mató a Bartolomé Hamsa? Bermúdez hace gala del
conocimiento que tiene del deporte de las narices chatas, y nos narra las
desventuras de un oscuro boxeador que cumple su trágico destino (como Gregorio
Hamsa guardando las proporciones) en la Metamorfosis de Franz Kafka, al
coronarse campeón mundial poco antes de morir en el cuadrilátero, víctima de
los golpes de su oponente.
Finalmente, en “Una mañana en las Tres
Marías”, una familia pobre recibe una donación de enseres y electrodomésticos
por parte de una empresa, y la casa se ve inundada de fotógrafos y periodistas tratando de
captar las lágrimas de felicidad de sus miembros, pero nada de esto sucede. Con
indiferencia ellos miran los regalos y no atinan a comprender lo que está
sucediendo. Los empleados de la empresa se marchan seguros de haber contribuido
con una buena acción, y a la familia solo les queda dar las gracias y esperar a
que llegue la luz eléctrica el pueblo.
¿Pan para hoy y hambre para mañana? ¡ Qué ironía! Cuando ya la felicidad está cerca, ésta se desvanece como agua entre los dedos. Nunca se
sabe que cosas nos traerá el fatum por lo que siempre debemos estar preparados.
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