UNA DISCULPA PÚBLICA
UNA DISCULPA PÚBLICA
UNA NOVELA NEGRA CON ETIQUETA PANAMEÑA
¿Disculparse después de cometer un asesinato? ¿Disculparse después de socavar el erario público? ¿Disculparse después de favorecer abiertamente los intereses más oscuros del narcotráfico, la corrupción y la negligencia médica? Suena a chiste, pero la realidad es otra.
Todo esto
no los narra la escritora panameña Raisa Calderón Del Real en su novela “UNA
DISCULPA PÚBLICA” ganadora del Premio Tristán Solarte ( Festival Panamá Negro
2021). La narradora pertenece a la nueva generación de novelistas panameños que
ha hecho de la novela negra su “Modus vivendi”. La particularidad de esta
historia es que se desarrolla en la ciudad de Panamá con lugares bien
panameños.
Pareciera que se estuviera leyendo la crónica
roja de uno de los diarios de mayor circulación de la capital. Escribió la
novela durante la pandemia cuando todos éramos acosados por el coronavirus y
después de mucho pensarlo se decidió a publicarla. Decisión que aplaudo pues ha
resultado ser una excelente narradora, y se necesita de buenos escritores que
configuren la sociedad panameña y nos señalen las cosas buenas y malas que suceden
en el día a día.
El fiscal Eduardo Arrué tiene a su cargo la
investigación de una serie de crímenes, que tienen como elemento en común una
disculpa pública. Por lo general, los delincuentes cometen sus fechorías sin arrepentirse
de nada, a no ser para pedir clemencia y salvar el pellejo: Matan, roban, hacen tumbes de dinero o de drogas, chantajean, se
infiltran en las más altas esferas de lo económico y político para manejar a su antojo
los hilos del poder mientras la sociedad desconcertada observa que la impunidad
es la reina y no se hace nada para detener tanta corruptela.
Las
familias de las víctimas mueven cielo y tierra para atrapar a los asesinos, a
través, del detective Arrué y su equipo, quienes les pisan los talones. Es todo
un rompecabezas criminal el que tendrán de armar con cada huella, declaración o
pesquisa que hallan en las escenas del crimen cada una más desconcertante que
la anterior. La disculpa pública que dan a conocer los victimarios por las
faltas cometidas pareciera absolverlos de toda culpa ante la sociedad, pero lo
que hace es enredar más la trama porque
a su vez son ejecutados para que no hablen.
“Hoy he decidido ponerle fin a mi ambición desmedida, a mi maldita hipocresía… Me escudé detrás de mi inmunidad para evadir la justicia, no puedo negarlo y no voy a negarlo…”
La lista de sospechosos es tan larga como una línea ferrocarrilera, y el fiscal Arrué tendrá que emplearse a fondo para resolver los casos. En su departamento hay una sombra rondando. Se ha acercado demasiado. El detective lo espera revólver —Es él o soy yo — piensa sudando copiosamente.
¿Qué hará Raisa con su detective? Resolverá los casos o morirá en el intento Eso lo sabremos
en el tomo II de esta interesantísima novela.
Comentarios
Publicar un comentario