HISTORIAS CORTAS PARA PESADILLAS INTERMINABLES POR: MIGUEL ESTEBAN GONZÁLEZ. COMENTARIOS
¿ Cuáles son los mayores miedos del ser humano ? Con esta pregunta se inicia el prólogo de estas historias. Responde Ancel Mateo, colega escritor, que puede ser cualquier cosa que habita en los laberintos de nuestra mente: un aullido, una puerta que se abre, un grito lastimero a la media noche, el cantar de un búho en la rama de un árbol, una sombra que pasa lenta por nuestro cuarto, etc. Basta solo una chispa para que salga a flote una de las sensaciones mas antiguas que se conocen del hombre: el miedo.
Miguel Esteban González (1967): Locutor,
publicista, presentador y productor de tv, guionista, showman completo y
novelista, a través de los últimos años con sus anteriores obras: La Trilogía
del Guayacal, Un grito en la media noche, El asilo Santo ( Premio Tristán
Solarte a la novela negra 2018) ha sabido encender la chispa de lo insólito, lo
macabro y lo truculento que todos los lectores, especialmente, los del género
negro llevamos por dentro. Novelista por excelencia, ahora Miguel Esteban nos
presenta en su faceta de cuentista: HISTORIAS CORTAS PARA PESADILLAS
INTERMINABLES. Son nueve historias de la vida cotidiana donde aparentemente nada
va a suceder y sin embargo, algo sucede. Sus personajes quedan atrapados en esa
maraña de oscuridad y miedo que poco a poco los va llevando a desenlaces
fatales. El 9 es el número de lo místico, de lo mágico de las cosas a veces sin
sentido, pero que Miguel Esteban como cirujano experto va hilvanando estas
historias cortas para construir ese miedo.
Los cementerios, perros rabiosos,
viejos caserones, desapariciones en estacionamientos, fotos viejas en blaco y
negro son elementos y recursos que utiliza Miguel Esteban para darle sazón a
estos cuentos y que pueden ocurrir en cualquier parte. Son unas verdaderas
joyitas de lo macabro, los cuentos: Aullidos donde un joven estudiante de
medicina se ve acosado por un grupo de pandilleros de San Joaquín hasta tal
punto de robarle las llantas de su auto.El para no firmar su sentencia de muerte
deja todo como está y no los denuncia por miedo a represalias. Sin embargo, una
noche en que venía de la Universidad tuvo que tomar un taxi para su casa y chocó
contra un perro negro al que le rompió una de las patas traseras. El joven
estudiante se bajó para socorrer al animal, quizás pensando en el juramento
hipocrático de siempre ayudar a las personas, en este caso al perro. La manada
venía hacia ellos dispuestos a destrozarlos. Cundía en el barrio una leyenda de
que los pandilleros rezaban una oración a Satanás para que los protegiera y se
convertían en perros El estudiante haciendo caso omiso de la leyenda curó al
perro, líder de la manada y éste a su vez impidió que sus compañeros lo
destrozaran. El taxista no corrió la misma suerte. Fue hallado mutilado en un
pastizal por los rabiosos canes. Un tiempo después, los pandilleros, pues eran
ellos convertidos en perros le devolvieron su auto intacto, pero estamparon en
su pecho el símbolo de la pandilla: un PITBULL como agradecimiento. Otra
historia memorable es el aula silente donde una profesora de química se venga
cruelmente de una estudiante por faltas a la moral e irrespeto hacia su persona
exhibiéndola en clase. Le recordó lo que dieron en la última clase. Pasaron de
la teoría a la práctica.Con un mechero bunsen y una botella de un líquido
amarillento vertido sobre su cuerpo le enseñó como se hace la combustión.
Miguel
Esteban González desborda una imaginación envidiable. Es el pionero del género
del terror en Panamá. Quién sabe si más adelante, de aquí a unos años, nos
sorprenda con alguna filmación en vivo y a todo color de alguna de sus
terroríficas historias.
En hora buena por el espacio literario. Sólo hay que temer al miedo, el resto es cuento.
ResponderBorrarMaravillosa reseña. Un abrazo y gracias por tu apoyo siempre a la literatura panameña. Éxitos colega y amigo.
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