NUEVOS APUNTES DE CREATIVIDAD LITERARIA POR: ENRIQUE JARAMILLO LEVI
Hola. Les comparto artículo de opinión de tema literario que se publica hoy en "La Estrella de Panamá". Si les gusta, favor de difundirlo. Es parte de un libro que preparo.
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Nuevos apuntes sobre la creatividad literaria
La escritura creativa es siempre un camino abierto por donde transitan en diversa medida la experiencia, los conocimientos y la imaginación, junto con la intuición, la disciplina y una cierta maestría en el uso del lenguaje.
04/12/2020 00:00
La escritura creativa es siempre un camino abierto por donde transitan en diversa medida la experiencia, los conocimientos y la imaginación, junto con la intuición, la disciplina y una cierta maestría en el uso del lenguaje. Todos estos elementos juntos alimentan al talento con el cual se nace, pero que puede irse perfeccionando sobre la marcha cuando hay predisposición a ello. Tanto en el cuento como en la novela e incluso en la poesía.
Escribir puede ser un placer o un tormento, pero nunca un acto gratuito ni inútil. A menudo una terapia. A ratos suele haber una mezcla, pero más a menudo una auténtica fusión. En la medida en que se van descubriendo certezas que no se sospechaban o desengaños que tampoco eran previsibles, lo que se describe o se narra puede sorprender al propio autor.
Y esto es así porque no se está copiando la realidad sino recreándola, inventándola sobre la marcha muchas veces, de tal manera que acabamos fundando un mundo nuevo -o un segmento de mundo que antes no existía-: hermoso o triste, o ambas cosas, porque la fantasía, al igual que la realidad, es pluridimensional, desbordante cuando se la quiere constreñir. Para quienes escribimos, es parte de su encanto, de su fascinación.
También ocurre que los sueños y los ensueños (en donde la imaginación es la loca de la casa) desbancan la realidad conocida instalándose a su antojo, a veces fuera del control real del escritor. Evidentemente que este tipo de fenómeno no es fácil explicárselo a cualquier lego en la materia, gente que solo cree lo que ve o lo que cree saber. Pero resulta que el arte no suele funcionar así. Sus múltiples aristas y posibilidades son infinitas, como lo es la capacidad de un artista genuino de crear un universo propio, sorprendente, incluso para sí mismo. Y solo los receptores sensibles -los lectores en el caso de la buena literatura- son capaces de entrar a esos universos paralelos o alternativos y darles un sentido.
Visto así, hacer una novela o un cuento interesante obedece a una predisposición a esa creatividad necesaria para no caer en la simple copia de la realidad, en el lugar común, en lo obvio; para evitar la chatura de textos absolutamente insustanciales, incapaces de hablarle al espíritu, a la inteligencia, a la necesidad que a menudo tienen también los buenos lectores de volar construyéndose una realidad distinta que se torna tan real que se olvida que está sofisticadamente tejida con palabras. Palabras que si el texto es bueno, no se llevará el viento.
En Panamá es sabido que el género literario en que más abundan los talentos es, desde hace muchos años, el cuento. Pero el fenómeno que en el siglo XXI estamos presenciando es una eclosión extraordinaria de buenos cuentistas, muy variados en edades, profesiones, estilos, temáticas y visiones de mundo. Y el 70 % son mujeres. Un fenómeno muy particular si tomamos en cuenta que nuestro pequeño país no pasa de cuatro millones de habitantes, y que el nivel y la cantidad de lectores deja mucho que desear. Lo cual no parece ser un obstáculo para quienes escriben -escribimos- contra viento y marea. A veces, como si en ello se nos fuera la vida.
En mi caso personal, esto lo he podido comprobar plenamente durante la larga duración y el confinamiento a que nos obliga la pandemia que nos azota. Después de un período de inercia creativa absoluta, de pronto se dejó venir una ráfaga imparable de cuentos y poemas que se han ido gestando entre episodios de ansiedad y raptos fugaces de depresión que, aunque en mucho menor grado, cada tanto tiempo siguen haciéndose presentes. De ese trance sin final a la vista nace mi libro más reciente: “Desde el borde” (cuentos, poemas y ensayos breves). Me parece claro que el título lo dice todo. Lo demás, diría Shakespeare, es silencio.
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